Haciendo política a ciegas


Artículo publicado en El Comercio, Lunes 14 de Diciembre del 2009

Por Ricardo Fort, Economista, GRADE

El último censo nacional agrario se realizó en el Perú hace 15 años. Como si nada importante hubiera ocurrido en el ámbito rural en los últimos años, el diseño de políticas para el sector sigue usando como base de información estructural el número de unidades agropecuarias, productores, parcelas y cultivos que se encontraron en el país hace más de una década y media.

En este contexto, se carece de información sobre cuestiones fundamentales como la tendencia a la reconcentración de la propiedad rural en ciertas regiones, así como la propensión a la extrema parcelación en otras, o la magnitud de los “efectos modernizadores” de las reformas económicas de la década del noventa en la estructura agraria del país. La falta de este conocimiento no permite un análisis ni global ni desagregado, y lo que se pueda evaluar solo se sustenta en evidencia casuística o anecdótica, insuficiente para proponer políticas e intervenciones adecuadas.

Pero los censos nacionales agrarios no solo permiten conocer las características estructurales del sector y de todas sus unidades agropecuarias en un momento del tiempo, sino que establecen un nuevo universo de unidades de producción (marco muestral) sobre cuya base se pueden realizar estudios más detallados y precisos, encuestando por muestreo a estos productores identificados.

El Ministerio de Agricultura (Minag), por ejemplo, está retomando un proceso de modernización de sus sistemas de información continua (como el cálculo del valor bruto de la producción agrícola, de gran importancia para las cuentas nacionales), para el cual resulta indispensable contar con información nacional actualizada que solamente un censo de este tipo puede proporcionar. En este mismo sentido, un nuevo censo resulta esencial como punto de partida para poder monitorear los efectos de las nuevas políticas que influenciarán en el sector durante los próximos años (una gran línea de base).

Pese a ser anunciado por los últimos tres ministros de Agricultura —incluyendo el actual— y de contar con avances significativos en su planeamiento y presupuesto, parece evidente que la falta de voluntad política y de consideración por un sector constantemente marginado es la principal causante de su retraso. La concentración de esfuerzos en generar políticas de corto plazo y establecer beneficios directos a los productores agropecuarios más necesitados solamente podrá ser eficiente y tener mayor efectividad cuando conozcamos mejor la estructura actual del sector, entendamos las razones de sus cambios, y seamos capaces de plantear lineamientos de mediano y largo plazo para su desarrollo.

De no obtener la aprobación para su ejecución en breve, es probable que esta importante tarea tenga que ser postergada por un par de años más debido a que entraría en conflicto con el proceso electoral del 2011. Esperemos entonces ver pronto publicado el decreto supremo que declare de interés nacional la realización del nuevo censo agrario, y que asigne el presupuesto necesario para su ejecución durante el 2010. Tal vez en estos días que el Congreso de la República discute el presupuesto público del próximo año nuestros representantes den el ejemplo al promover esta asignación en el hemiciclo.


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