Uniendo fragmentos: conflictos y políticas públicas


Por Gerardo Damonte


Los recientes conflictos ligados al sector minero-energético en Sicuani y Tacna nos vuelven a mostrar dos problemas sociales recurrentes en el Perú de la última década. Por un lado, el deficiente funcionamiento de canales y mecanismos institucionales de diálogo. En la mayoría de los casos, el descontento y las demandas son visibles con anterioridad al desarrollo del conflicto, sin embargo, el gobierno pareciera escuchar y responder sólo a partir de la protesta violenta. Así, se corre el riesgo de institucionalizar la violencia como mecanismo efectivo de conseguir respuestas de un aparato estatal que de otra manera pareciera ausente o sordo.

Por otro lado, en los conflictos del sector se aprecia la ausencia de interlocutores regionales y nacionales con poder de representación que puedan articular la diversidad de demandas sociales y proponer políticas alternativas. Prácticamente cada conflicto genera su propio pliego de reclamos y su conjunto de grupos de interés que, aunque unidos coyunturalmente en “comités de defensa,” prefieren establecer negociaciones directas con comisiones de “alto nivel”, es decir, con ministros o viceministros de estado. En este escenario, el gobierno tiene que lidiar con una multiplicidad de demandas particulares y actores políticos locales que, además, compiten entre sí por la atención estatal. Así, cada proyecto extractivo puede propiciar sus propias demandas, interlocutores políticos y conflictos particulares, incidiendo en una fragmentación de un escenario político en constante movilización, lo que definitivamente no ayuda a la estabilidad del país.

El estado peruano ha hecho esfuerzos para mejorar los mecanismos de consulta y participación en las áreas de influencia de los proyectos mineros y energéticos. Asimismo, ha asignando mayores recursos, vía canon o fideicomisos, a las localidades donde se ubican dichos proyectos, con el fin de facilitar su desarrollo. El problema, en mi opinión, radica en supeditar dichos esfuerzos al desarrollo extractivo. El diseño de mejores políticas de participación y redistribución no deben responder a las necesidades de un sector económico, y menos de un proyecto específico, sino a las necesidades y prioridades de la sociedad nacional en su conjunto.

El reto es crear canales de diálogo permanente entre el estado y la sociedad organizada con mecanismos que favorezcan la consolidación de mediaciones políticas efectivas y representaciones regionales y nacionales, así como establecer políticas de redistribución con criterios más sociales que territoriales, que busquen generar alianzas más que competencia entre las poblaciones beneficiarias.


Share/Save/Bookmark

Leer más......

Crisis financiera e instituciones globales en cuestión


Por Eduardo Zegarra

La crisis financiera global ya viene afectando al crecimiento económico de los países industrializados, generando hasta ahora respuestas poco coordinadas y de alto costo fiscal en USA y Europa, las que parece serán poco efectivas para evitar una recesión mundial ya en curso. Y aunque un esfuerzo más coordinado entre los países centrales parece estar en ciernes, queda la duda si el mundo capitalista cuenta efectivamente con instituciones y reglas adecuadas para enfrentar una desorganización económica que se suponía no podía volver a ocurrir desde la traumática experiencia de la década de los treinta.

Una de las pocas cosas positivas de una crisis de esta magnitud es que se generan espacios para un debate más amplio y pluralista sobre las opciones que tienen los países para enfrentar, no sólo una crisis financiera de escala global como ésta, sino problemas más profundos de pobreza, desigualdad y deterioro ambiental. La comunidad internacional debe volver a poner en discusión las reglas económicas y financieras diseñadas por las potencias capitalistas desde la post-guerra, y cuyas entidades más representativas son el FMI, el Banco Mundial y la OMC. Estas reglas hasta ahora han mostrado enormes limitaciones para enfrentar estos gravísimos problemas.

Una muestra de esto ha sido la casi total indiferencia de los países ricos del norte frente a la crisis alimentaria que viene afectando a millones de seres humanos y profundizando la pobreza en amplias zonas del mundo. Según cálculos de la FAO se necesitaban US$ 30 mil millones para evitar los actuales efectos nocivos de la crisis alimentaria en las poblaciones más vulnerables del planeta, un monto que es menor al 5% del rescate financiero aprobado recientemente en USA para evitar el colapso del sistema financiero norteamericano. Bajo las reglas actuales no fue posible movilizar estos recursos fundamentales. Es evidente que el orden de prioridades no está puesto en las necesidades de millones de seres humanos en situación vulnerable, sino en otro lado.

En mi opinión, una de las discusiones más importantes en torno a la crisis internacional es si podremos (o queremos) ver emerger un nuevo sistema de reglas más equilibradas en términos económicos, sociales y ambientales en el mundo, donde tenga real prioridad la satisfacción de necesidades básicas de todos los seres humanos sin exclusiones, con crecimiento sostenible, con equidad y amplias libertades políticas y civiles. Este es el verdadero debate y desafío que tenemos por delante y que no debemos perder de vista.


Share/Save/Bookmark

Leer más......