Artículo publicado en Perú 21, Miércoles 02 de Julio del 2008
Por Carmen Ponce, Investigadora de GRADE
En enero del 2009 entrarán en vigencia los tratados de libre comercio con Estados Unidos y con Canadá. En ambos casos, los compromisos incluyen la erradicación efectiva del trabajo infantil, en conformidad con los convenios de la OIT ratificados por el Perú en el año 2002.
Aunque es un asunto importante, la erradicación del trabajo infantil y la regulación adecuada del trabajo adolescente no ocurren automáticamente por la promulgación de leyes o por la firma de convenios internacionales.
Al respecto, dos temas requieren atención urgente.
1. ¿Cómo erradicar las peores formas de trabajo infantil? La literatura especializada reconoce que la pobreza es el principal factor que impide que los miembros más jóvenes del hogar prescindan de trabajar. En ese sentido, algunos estudios señalan que las transferencias condicionadas pueden contribuir a la reducción del trabajo infantil. No obstante, es importante mantener las condicionalidades positivas (asistencia a la escuela) y evitar la introducción de condicionalidades negativas (prohibición del trabajo), las que podrían -sin quererlo- trasladar a los niños trabajadores a la clandestinidad y a empeorar su situación.
2. Mientras avanzamos en la erradicación del trabajo infantil, ¿cómo impedir que se amplíen y que se hagan perpetuas las brechas entre los niños y los adolescentes que trabajan y los que no? Esta pregunta es tan importante como la anterior si reconocemos que no es posible cambiar la situación (como no es posible reducir la pobreza) en un abrir y cerrar de ojos.
Según el Estado de la Niñez en el Perú, elaborado por investigadores de GRADE por encargo de UNICEF, el atraso escolar es mayor entre niños y adolescentes que trabajan que entre los que no lo hacen. ¿Tenemos estrategias educativas que respondan a las expectativas y a la disponibilidad de tiempo de los niños y de los adolescentes trabajadores? Los centros educativos regulares atienden a la gran mayoría de estudiantes menores de 18 años, pero no cuentan con la flexibilidad en horarios y con la estrategia pedagógica que permita atender a chicos con jornadas laborales intensas.
La limitada información disponible es uno de los principales obstáculos para el diseño de políticas efectivas de prevención y erradicación del trabajo infantil y de apoyo a los niños y a los adolescentes trabajadores en su proceso formativo. En este sentido, la pronta publicación de los resultados de la Encuesta de Trabajo Infantil del INEI contribuirá a entender mejor la dimensión y la heterogeneidad del problema y, con ello, abrir espacios plurales de debate y de diseño de políticas.
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